La larga playa entre La Serena y Coquimbo era el camino natural para ir y venir entre ambas ciudades, antes de la aparición de la carretera Panamericana en la década de 1950.
Fue un proyecto urbanístico, orientado a la construcción de edificios de departamentos de mediana altura (no mayor a 9 pisos), lo que dio paso al denominado “boom” de La Serena, que entró a competir con otras ciudades costeras como destino masivo de verano, y en sus comienzos, de élite.
La fisonomía urbana de la avenida partió, y se conserva en parte, con un perfil más bien estrecho. Las personas más críticas en sus orígenes del proyecto impulsado por el gobierno local de la época, la calificaban como “una mala copia de Miami”.[cita requerida]
Hacia fines de la década de 1980 el “boom” decayó y se dejó de construir, casi toda la década de 1990, la avenida permaneció invariable en su extensión, salvo en la construcción de avenidas perpendiculares, como por ejemplo, la Avenida Cuatro Esquinas y la Avenida Francisco de Aguirre entre la Estación de Ferrocarriles y el Faro Monumental.
Desde el 2000 en adelante se nota un tímido repunte del interés inmobiliario, probablemente causado por la aparición de la carretera doble vía La Serena-Santiago. Actualmente, la avenida presenta un porcentaje superior al 90 % respecto a la construcción de edificios en su extensión. También se puede observar un crecimiento hacia la avenida Pacífico, vía paralela a la avenida del Mar.[cita requerida]
La Avenida cuenta con un tecnificado sistema de recolección y emisión de aguas servidas, lo que garantiza la limpieza de las aguas del mar para uso recreativo, incluyendo pesca aficionada desde las playas.